La fatiga central inducida por el ejercicio se ve aliviada después de la aclimatación a la altitud. Las adaptaciones que sustentan este efecto también pueden ser inducidas con exposiciones breves y repetidas a la hipoxia severa. El propósito de este interesante y revelador estudio fue determinar si (a) la tolerancia al ejercicio en condiciones de hipoxia severa se ve aumentada siguiendo un protocolo de ejercicio hipóxico intermitente y (b) la fatiga central inducida por el ejercicio se ve reducida siguiendo un protocolo de ejercicio en hipoxia intermitente.
En este reciente estudio participaron 19 varones de un nivel de actividad recreativa que fueron incluidos aleatoriamente en dos grupos donde 11 de ellos completaron 10 exposiciones de 2h en condiciones de hipoxia severa y 8 de ellos (control) en normóxia.
Siete sesiones consistieron pedalear durante 30 min a un 25% de la potencia máxima en hipoxia intermitente, y a la frecuencia cardíaca coincidente en normóxia.
Los participantes realizaron un test de base a potencia constante hasta el agotamiento en hipoxia severa. Después de la intervención, se repitió el mismo test de ciclismo.
Se obtuvieron, respuestas a la estimulación magnética transcraneal y la estimulación supramaximal del nervio femoral para evaluar las contribuciones centrales y periféricas a la fatiga neuromuscular antes y después del ejercicio.
Los resultados observados fueron que tras el test de base antes de acometer el protocolo hipóxico, la fuerza voluntaria máxima, la activación cortical voluntaria y la fuerza de contracción potencializada disminuyeron en ambos grupos.
Después del protocolo de ejercicio hipóxico intermitente, se logró aumentar el tiempo hasta el agotamiento de 535 s hasta 713 s y se llevó a cabo un test de la misma duración. Solamente después de la intervención en hipoxia intermitente, la fuerza voluntaria máxima, la activación cortical voluntaria y la fuerza de contracción se vieron reducidas. Por el contrario, no se observaron diferencias en el grupo control.
Las conclusiones del estudio concluyen que la tolerancia al ejercicio en hipoxia severa se prolongó siguiendo un protocolo de entrenamiento hipóxico intermitente. Esto puede estar relacionado con una reducción de la contribución central a la fatiga neuromuscular